martes, 2 de enero de 2018

LUNA LLENA EN CANCER

MUJER LUNAR


Y nos rendimos ante nosotras mismas. Nos rendimos a eso profundo que emerge de nosotras... la noche que reviste la tristeza, el duelo, el enojo, la niña herida, la mujer que exige silencio, la mujer que demanda quitarse la mascarita de "niña buena"... para ser libremente ella. Colapsamos.







Nos acercamos a la luna llena mientras realizamos los preparativos para recibir el 2018, ¡qué momento tan revelador!... justo frente a nuestros seres queridos, frente a las expectativas impuestas... estallamos, porque ya no podemos seguir con los mismos roles asignados. Porque ya estamos cansadas de "tener que esconder" quiénes somos y cuál es nuestro verdadero brillo para poder ser aceptadas y correctas en la cena familiar. Mucho de lo no dicho, sale a la luz. Mucha de nuestra pasividad frente a la familia se acaba porque nos damos cuenta que para ser verdaderamente familia y sentirnos sostenidas en familia, necesitamos ser profundamente honestas.

Antes de llegar a la luna llena del 2 de enero, luna en Cáncer, estamos purgando el tránsito de la luna creciente por la palabra, por Gèminis, en donde necesitamos limpiar polaridades, secretos: eso que hemos callado durante años para poder "caber", para "evitar conflictos", para "no causar incomodidades". Mientras llega la luna llena algo en nosotras nos pide ser revelado, tomar brillo. Ya no estamos seguras de querer continuar sacrificándonos por el "deber ser familiar"; ya no estamos seguras de seguir con los mismos patrones, haciendo cosas que no queremos hacer, obligándonos a esforzarnos de más y hacer lo que no queremos, para no causar incomodidades.

Esta luna nos pide DECIR lo que necesitamos, no esconder quiénes somos, no tener miedo a ser y representar lo que soñamos.

Y por supuesto, no es sencillo. Seguro causaremos incomodidades, seguro alguien se sentirá heridx, seguro no querrán que "nos salgamos del molde"... seguro, nos sentiremos solas en algún momento del día o de la noche, cuando miremos que adueñarnos de nosotras mismas y ser guardianas de nuestros espacios sagrados nos ha costado y costará alguna distancia transitoria o completa de algunas de nuestras relaciones más importantes.

Pero la luna llena de Cáncer, que casi siempre ocurre por estas fechas... nos invita siempre a LLEGAR A CASA: y tomarnos unos momentos en ese silencio salvaje para reconocer ¿Cómo hemos llegado?

Un momento sagrado, que tal vez vivas mientras estás leyendo este correo... mientras estás leyendo estas palabras que te hacen darte cuenta cuán valiente eres cuando decides dejar de ser quienes otros esperan que seas... cuán valiente eres al decidir ser guardiana de tus espacios sagrados, pero también cuánta soledad implica esa valentía de hacer el propio camino y decidir vivir la vida como tu corazón anhela y pide.

Lo cierto es que a la Luna Llena en Cáncer, el arquetipo de las aguas primigenias, del vientre materno, de las aguas sagradas femeninas, de la madre, de la infancia... Morada de la luna... siempre llegamos en solitario. No importa qué tan acompañadas estemos y qué tanto disfrutemos o no de esa compañía... el camino final hacia la luna llena en Cáncer, siempre lo hacemos solas.

Y es que en nuestro caparazón sagrado solamente cabemos nosotras. En nuestro espacio màs vital, más sagrado... con nuestra orenda, sólo nosotras conectamos. Nadie más. Aquí es cuando hacemos el silencio más crucial para reconocer cómo nos habitamos. Aquí es cuando nos descalzamos para entrar a nuestro templo que somos nosotras. Aquí, en esa caracola que es nuestra casa, nuestro espíritu, amamos a la niña que aún tiene heridas, abrazamos a nuestra mujer sabia y salvaje, honramos a la madre que lo hace como mejor puede hacerlo, sonreímos con la hermana que celebra con sus hermanas salvajes pero que a veces también siente el rechazo de las otras por "ser distinta". En este silencio vital saludamos a todas las que somos, las reconocemos, las miramos a los ojos. Ofrecemos una rendición. Dejamos de esforzarnos por ser quienes NO queremos ser. Nos desnudamos de todas las expectativas. Llegamos a casa.

Esta luna llena del 2 de enero se ofrece opuesta a Plutón, Venus y Lilith en Capricornio, y la herida de lo femenino en nosotras se deja ver: lo que no hemos podido alcanzar según las expectativas de nuestra familia para ser "la mujer perfecta".

Es una luna en una configuración especialmente sensible porque a la vez que toca la llaga de nuestra propia herida femenina, toca la de todo lo femenino ahí... en el arquetipo de Capricornio. Lo femenino que no ha podido ser visto, que no ha podido llegar, que no posee reconocimiento, que por mucho que se esfuerce siempre es insuficiente. Y ahí nos encontramos con las hermanas, las madres, las hijas, las esposas que no son perfectas o miradas... las que por mucho que se esfuerzan se quedan siempre a la mitad de las expectativas externas.

Ahí, se mira a la mujer que ama su trabajo y su servicio pero que es mal vista porque no es la madre incondicional, abnegada, total para sus hijos. Ahí, la mujer que prefiere pasarla sola en lugar de quedarse a la cena familiar, la hija que desea con el corazón hacer un viaje personal profundo pero que no sabe si mejor destinar el dinero que se gastaría al cuidado de sus padres. Ahí, la que prefiere hacer su duelo a solas, en lugar de pasar la cena llorando y compartiendo arrepentimientos y desdichas. Ahí, la hija que no sabe si este año hará saber a la familia que ama a una mujer... y no a un varón, como su padre espera. Ahí, estamos. Ahí se nos mira.

Hemos decidido amar de formas distintas. Y esta luna nos invita a no arrepentirnos por decidir hacerlo así. Esta Abuela llena de vida nos dice que nunca deberíamos sentirnos avergonzadas por nuestras elecciones, por ser quienes somos, por aflorar con un aroma y un color distintos.

Con esta luna llena somos invitadas a sentarnos a la mesa brillando con nuestro brillo genuino, celebrando lo que sabemos hacer bien, reconociendo eso que nos hace salvajes y sabias, adueñándonos de nuestras decisiones... abrazando nuestras elecciones.

La luna que también guarda una configuración positiva con Neptuno en Piscis y Marte-Júpiter en Escorpión nos invita a conducir el arrojo de mostrar quiénes somos sin ira ni agresividad de por medio, sin hacer guerra sinsentido, pero siendo lo suficientemente intrépidas para sostenernos a nosotras mismas en el intento sagrado de cuidarnos, de ser guardianas de nuestros espacios sagrados.

Cerramos con esta luna una experiencia larga, y celebramos con ella la vivencia de esta estación Norte (invierno) o Sur (verano), con la llegada de la próxima estación una dinámica nueva se dejará mirar. Pronto estaremos abriendo la temporada de eclipses, y con ella nuevamente estaremos frente a la oportunidad de realizar trabajos sagrados internos que quedaron pendientes de seis meses atrás. Volveremos al mismo lugar visitado entonces, donde entonces nos habitamos, y lo haremos para retomar el tejido, para volver a la acción que se nos requiere para elevar el rezo en los próximos seis meses.

Esta luna llena nos regala un atisbo de julio de 2018, y nos obsequia una ligera visión de lo que necesitaremos trabajar cuando los Nodos Lunares se pongan en el eje Cáncer-Capricornio. Estas noches son especiales, y si nos asomamos a la venta o al cielo abierto encontraremos a la Abuela Luna iluminando el camino, la reunión y los sueños. No tengamos miedo de ser quienes hemos venido a ser, no tengamos miedo de despertar nuevas luces y nuevos caminos para las mujeres y varones que vendrán. No tengamos miedo de estar al servicio... de nosotras mismas y de lo que tanto amamos hacer. No tengamos miedo de llegar a casa... y tal vez darnos cuenta que la casa está donde menos pensamos encontrarla.


¡Medicinal luna llena, que tu brillo y tus colapsos sagrados

sean la luz que ilumina la entrada de este 2018!


Karina
para la Mujer Lunar

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